Sueño Gotas

Los problemas de sueño afectan más a las mujeres debido a las fluctuaciones hormonales que ocurren en distintas etapas de la vida, como el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia. Estas alteraciones hormonales influyen directamente en la regulación del sueño, dificultando su conciliación y calidad. Durante la menopausia, la reducción de estrógenos y progesterona aumenta significativamente la incidencia de insomnio. Además, las mujeres suelen estar más expuestas a factores como el estrés, la ansiedad y las responsabilidades múltiples (familiares y laborales), que incrementan la probabilidad de padecer trastornos del sueño.

El estrés y el insomnio están estrechamente relacionados, ya que el estrés activa el sistema nervioso, dificultando la relajación necesaria para conciliar el sueño. La preocupación constante y los pensamientos acelerados típicos del estrés pueden prolongar el tiempo que se tarda en dormirse o provocar despertares frecuentes durante la noche. En mujeres, este vínculo es aún más pronunciado debido a una mayor tendencia a experimentar ansiedad y estrés por las demandas diarias, como responsabilidades laborales y familiares, lo que incrementa el riesgo de insomnio y afecta la calidad del sueño.

El estilo de vida tiene un impacto importante en la calidad del sueño. Hábitos como mantener horarios irregulares de sueño, consumir cafeína o alcohol antes de acostarse, y realizar comidas pesadas por la noche pueden interrumpir el descanso. La falta de actividad física contribuye a la dificultad para conciliar el sueño, mientras que el exceso de pantallas antes de dormir afecta los ciclos circadianos al reducir la producción de melatonina. Estrategias como mantener rutinas estables, evitar estimulantes y practicar actividades relajantes antes de acostarse son clave para mejorar el sueño.